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Friday 28 December 2012

La Historia de la decadencia y caída del Imperio de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguascalientes


Lo que realmente pasa es que nos vamos al río a nadar corriendo, bajamos al pueblo y comemos mojados aún, las tortas de la viejita esa que nadie sabe cómo se llama. Yo puedo venderte todo lo que te falta, desde el sentimiento de vomitar en un teatro hasta el amor de invierno, el que se opaca con la Navidad y esas cosas que nadie sabe cómo se llaman.
Directo al sistema. Index librorum prohibitorum
La caída comenzó, mejor dicho, la decadencia se estuvo desarrollando a lo largo de varios años por la pérdida de la virtud y la libertad. Por la corrupción que se engendró por la empresa malévola de tus ojos. Tú como indígena proteccionista de la tierra y yo como sabio y célebre Estado con ejército e himno que defender, me atacaste en el hígado, el órgano vomeronasal, y la cloaca inundada. En guerra de guerrillas te me infiltraste y te metiste entre la hematoencefálica, acabando con todo y dejando a los niños llorando sin que yo les pudiera dar consuelo.
La cama loca, vomitar, cama loca, llamar, dormir.
Toda la civilización dejaría de existir si el amor fuera algo simple; la ciencia y el arte y todo el Conocimiento no son otra cosa que intentos vanos para que nos quiera, que nos haga caso, los ojos estos que lloran y sangran por un beso mísero.
No somos animales, ¿acaso has visto tú el canto de un pájaro distinto de otro, con una canción única, que tenga una finalidad sin fin y un juego entre el entendimiento y la creatividad que no lleva a ninguna parte? Yo soy hombre, me defino y redefino a través de los siglos, me cuestiono, me adorno, me pigmento. Creo y miento. Produzco ciencia y frabrico armas, mato a mis hermanos para hacerme de unos nuevos. Los vuelvo a matar.
Cuando te vas es como cuando la sopa se enfría, me dejas como Jesucristo expoliado.
-En esa casa de allá vive una familia y la señora iba conmigo en la primaria. Y sus hijos están ahí afuera. Cuando estábamos en el colegio eran la mejor familia de todas. Nosotros somos una basura comparada con ellos. Muy educados todos.  Mi mamá trabajaba en casas de ricos limpiando. Nos enseñó a no subir los codos a la mesa. Ella veía como se comportaban en las casas esas. Si te quedabas en el barrio era quedarse en donde mismo. Te casabas a los dieciséis y te llenabas de hijos. Mi mamá no quería que terminaramos en el barrio. Nos metió a colegio. Siempre estuvo buscando becas por aquí y allá. ¿Qué podría esperar casándome con alguien así? Todo lo hizo por nosotros. Mis papás no eran perfectos. No te creas que la familia es buena. No somos tan buenos como piensas. Así como yo no soy buena madre. Cometí muchos errores. Mis papás cometieron muchos errores.
-¿Y qué sientes cuando ves esa casa?
-Dolor.  (aparte) ¿Cómo es posible que acabara así?
El mundo de la búsqueda de la verdad, del ascetismo intelectual, el despilfarro alcohólico, la cadencia y la pseudodesinencia amorosa, la nutrición literaria y la lucha por la libertad fueron suprimidas por un sentimiento de empatía al decir eso y soltarse a soltar las lágrimas que habían tardado más de diez minutos en soltarse. Pocas veces mi entendimiento y alta cultura me habían acercado a un ser humano como en esa ocasión, completamente desnudas las almas, todo el ser expuesto en sublime y magnifica postura, yo enfrente contemplando y sintiendo y siendo parte de él. Es consecuencia de que el Conocimiento sea inútil que nos hermane a nuestros hermanos y a nuestros enemigos vecinos,  al otro ¿o me estoy contradiciendo acaso? La vía agreste como la que acabo someramente de presentar es igualmente válida que la vía de la razón y la pasión ontológica, eso no es discución, sólo referirse a ello es un poco un insulto a mi querido lector, que según las estadísticas de blogger, bajaron hasta ser seis personas, tú también.

Así que si quieres ser parte de mi vida tienes que saber cocinar muy bien, demostrar  integrales estocásticas,  tomar un poco (entiéndase poco como mucho) de whisky o curado de cacahuate por las noches, bailar como si supieras y disfrutarlo como si no te viera nadie y claro,  admirar la poesía mística sobre la poscolonial sofista.
Holocausto de los ídolos es tiempo de.

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