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Tuesday 5 February 2013

Gracia. Cuarto Movimiento.

Si no tengo amor, nada soy.
El amor uno lo sueña y cree que la vida le depara un alma que se entregue y haga todas esas cosas que leemos en los libros. Después crece y ve que no es tan fácil, que primero tenemos que comer (en caso de los pobres).
Yo todo lo soporto, todo lo soportaba, todo lo soporté hasta el día de hoy. Sé que no encontraré el amor constante más allá de la muerte porque mi superficialidad me impide acercarme a mis semejantes, donde seguramente estará mi amor. Esto vale más que mil millones de millones de millones de piedras. 

El resumen de mi vida, tal y como fue:
He vivido y hasta en este momento creo que ya puedo decirlo, he vivido. He amado según las expectativas que la sociedad enseña, tal vez no sea el amor de verdad,  ya que nunca me ha dejado nada, porque nada soy.
Quisiera llenar de flores el mundo para tapar todo lo que he hecho. Volver a la niñez y todo eso. Más antes decía que la niñez era la gran mentira que producía toda decepción en el mundo y que por eso éste debía de mostrarse tal como es, vacío.
Ahora quiero lo contrario, acepto los preceptos baudrillardianos en todo su esplendor. El mundo se volvió pornográfico hasta el límite en que todo se volvió más que absurdo y obsceno, ya no se podía reír uno como escapatoria y tenía que fabricar una realidad Disney.
Es cierto que nunca aceptaré mi fealdad, mi probreza y todas mis limitaciones obvias, pero la Gracia consiste en adoptarlas como el único vehículo que uno tiene para vivir, sin chistar y por qué sí.
Axiomaticamente uno (yo y mis semejantes Cfr. negros) se ilumina y se da cuenta de la realidad, eso es lo que normalmente uno filosofa cuando crece y la mente se hace las preguntas básicas de la vida, realmente lo que pasa es que uno se ilumina y se da cuenta de quién es uno mismo, no de cómo es el mundo. 

"Todos los días me muero por verte y besarte y amarte." Vivir en la mierda totalitaria requiere de un acto dogmático de auto destrucción, en el cual se necesita demasiada fuerza y huevos para hacerlo. Yo como buen iluminado a partir de hoy ya no profeso nada de eso, hoy me vale verga y me concentro en tener a alguien que me quiera, en lo que su ser le pueda, aunque no sea mucho pero que por lo menos pueda pensar  que no soy el lechero o el carnicero, me concentro en acabar de estudiar para trabajar y poder comer. Hacer eso durante 50 años y luego morir. Ya no encuentro nada de malo ni me duele saber que la vida es de por sí la oportunidad más grande que tengo y que estar doliéndome por lo que nunca seré no sirve de nada, pero esto es bajo una noción puramente mierdera, porque sé que la vida no vale nada y por eso vale tanto.

Soy tantas cosas sin amor, porque puedo tener amor real, el que te deja dormir en las noches, el que no sacrificarías la vida misma para salvarlo, el que tiene un lugar preponderante en la vida sin caer en éticas transvalorizadas, el que puede esperar a que uno salga de clase, el que sabe que puede acabarse de un día para otro sin chistar. Uno no se muere de amor, se muere de no respirar.
El problema con esta transvaloración es principalmente la importación masiva de valores burgueses, que evidentemente, para aplicarlos se necesita tener los valores materiales burgueses. 
No renuncio pues al amor, renuncio a sus promesas mágicas pero sin caer en la banalidad burguesa, sin caer en el consumismo y la borrachera, en la búsqueda de otros enfoques de vida, en la Gracia que produce la ciencia, las lenguas, los orgasmos, las sustancias que mueven la conciencia, el arte, todo. Cualquier experiencia meramente placentera por sí misma es un valor burgués que aún desprecio como a mí mismo.
Tampoco es una reinvindicación a la aurea mediocritas, ya que yo acepto que el mundo está podrido, no lo cambiaré ni trataré de cambiarlo porque sé que fallaré en el intento, no hay tal cosa como el equilibrio entre todo, no existe en el mundo una región donde uno pueda, epicureamente, alcanzar el balance entre la materia que transforma y su propia ética y sus propias aspiraciones humanas, este argumento no tiene ninguna validez pero no sé como sustentarlo, sólo sé que no quiero revalorizar lo que ha sido revalorizado más de mil millones de millones de millones de veces. 

He vivido, yo no pedí nacer ni vivir, he vivido lo que he podido hacer, he elucubrado y planeado sistemáticamente toda mi vida, lo seguiré haciendo no porque piense que es lo correcto, ni lo más energéticamente favorable, ni lo más pesimista, ni lo más nada. Lo que uno hace en la vida es nada y es por eso que tiene valor incalculable (no tengo otra palabra, mi enfermedad me hace pensar poco y sentir mucho).  
Voy a vivir lo que se me presente, voy a buscar ser feliz no porque quiera serlo, si no porque estando triste como mucho y subo de peso.



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