Creemos realmente
que Beethoven era la salsa del pueblo del siglo XVIII y que ahora el pueblo
escucha mierda y que la música académica se ha alejado del pueblo y se
concentra en los círculos de la intelectualidad, mientras que el perreo intenso
y el minimal techno no son sino otra cosa que perversiones culturales producto
del capitalismo y no son realmente música o arte o lo que sea.
-En realidad el pueblo
siempre ha estado alejado de la música de academia y en general del arte
academicista, es ingenuo y soberbio pensar que nuestra sociedad hizo la
dicotomía entre el arte especialmente diseñado para la gente y otro igualmente
concebido para los cultos. Entonces, ¿cuál forma estética representa la cultura
de una sociedad? ¿el arte ilustrado, complicado y elitista o
el popular, sencillo y reciclable?- Dijose en voz alta al leer la introducción
de las Investigaciones Estéticas del laureado filósofo
Patroclo.
El maestro adoró su intervención
ya que, en siendo una india bajada de monte y con apenas diez años estudiando
español, María del Trigal ya te manejaba Garcilaso y Montemayor a la
perfección. Su cuerpo había crecido tanto como su casa de Oaxaca pero menos que
la escuela de la capital en la que se encontraba cursando (hábilmente
disfrazada de hombre) filosofía y teología.
-Marío, por favor quédate un
momento al finalizar la clase.-Con voz de demonio se le acercó hasta su asiento
junto a la ventana que daba sombra mucha de jacarandas.
-Sí profesor Uriarte.
Y la volvió a penetrar hasta que
Séneca se le salió de los ojos. El mundo se le reveló por segunda vez, ya que
la primera había sido con aquel Gobernador de su pueblo cuando en su alma
pesaban menos los años y la felicidad era algo todavía natural y aborigen en
ella. Ahí supo que a los hombres hay que darles todo, sin recatos ni
reticencias, sin pudor y mucho menos sin escatimaciones menores. Así fue como
llegó a la Universidad ya que el cuento de que era hombre lo creían sólo los
eunucos y los platirrinos. Se le reveló que debía seguir religiosamente todas
las instrucciones que le dieran, que se olvidara del amor del chiquillo ese y
que se ocupara en conocer más acerca de las esponjas para abortar, los nuevos
perfumes de la calle de Plateros directos de tierras lejanas y raras y extrañas
para ella.
Un día se enteró de que el arte
en las escuelas públicas era diferente, que los niños aprendían a rebelarse
contra las cosas que a los pobres los hacen ser pobres y que en su incipiente
intelectualicismo o ingenuidad, creían que era posible una lucha de clases en
la que ganaran los miserables, dialécticamente a su favor. En la Sagrada
Universidad enseñaban las formas y fondos que conservaba toda la cultura
humana, a través de dos años de historia del arte, dos de filosofía, dos de
teología y dos más de administración y negocios para saber cómo manejar las
inmensas riquezas de los hacendados (los patrocinadores de las revoluciones
burguesas del 48) que no eran más que sus padres.
Conoció al hijo de un cochero que
a veces la llevaba a la escuela y a la iglesia, estudiaba y sabía leer y
escribir teatro.
María del Trigal tenía veinte
años cuando conoció a su nuevo padrino Don Eusebio Tomarra, que era el
consejero del Presidente y claramente era el mejor partido que pudo obtener y
sólo tenía que ser penetrada una vez al día y dos en fines de semana. Don
Eusebio era de perfil austriaco pero hablaba perfectamente español y sólo a
veces decía palabras que nadie entendía en el palacio, era tan guapo y fuerte y
bello como los argonautas, los dionisios y todos los esteticismos masculinos
conocidos. Ella seguía conservando el colorido oaxaqueño y el olor de fruta
madura que su madre le había inculcado a tener. Todos los días se lavaba y se
ungía como embalsamándose y metiéndose en la mortaja, que tendría la historia
de oprobio y candor de su vida misma. Sus senos seguían siendo carnosos y
sumisos ante las caricias de Don Eusebio y por supuesto; del Presidente que
lanzaba fuego por los poros y plata fundida por la garganta por no tenerla.
María del Trigal desarrolló a lo
largo de su vida corta una condición humana excepcional, no era considerada
entre los hombres ni entre las mujeres ni entre los pollos como un ser ordinario.
Nadie sabía que pasaría cuando muriera y en rededor del pueblo y de toda la
ciudad se hicieron rumores acerca de su muerte, así fue cómo surgió la leyenda
del levantamiento de María del Trigal de Todos los Santos de Tomarra y
Eustaquio: Estaba postrada en sus últimos festejos vivientes cuando llegaron todos
los hombres a la habitación donde se encontraba su cama y su ropa nueva, su
ropa vieja y sus joyas de la calle de Plateros que coleccionaba. Las mujeres
que llegaron también se arrodillaron al igual que los varones al ver a la
Señora en su esplendor, muriendo con ángeles y rocas cantando. El lugar exacto
donde sucedió está sobre ti mismo. Tenía una humildad infinita y un poder en
gesticular lo que sentía, sin palabra alguna. Fue cuando movió como ella sólo
sabía su cabello de jade y sus ojos de petróleo que se fue a otra parte, nadie
supo a dónde, pero nunca regresó.
Cuando estalló la revolución y se
enamoró, comprobó que las coincidencias entre el arte público y el arte
académico son eso mismo y no hay que tomarse tan en serio lo que dice el
primero, ya que al ser populista, dice tantas cosas como este cuento, pero no
dice nada porque si lo dijera ya me hubieran agarrado todos a palazos.
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