Nacimos para perder

Como hermanos. Nacimos para ser hermanos.

Como amantes. Nacimos para lastimarnos.

Como dolientes. Nacimos para curarnos la cruda.

La UNAM se aproxima hermanada del amante dolientoso. Y la goya no suena.

México suena. No.

Mi mamá no me tiene confianza, antes o después del derrumbre tampoco, todo el mundo siempre quiere saber que pienso y por qué digo que Prudencio Aguilar es el apóstata del mal.

Ya no tengo con quien ir a la playa, me cagué cuando Sofía me mando a la verga, me caga que el noventa por ciento de mis amigos no sean burgueses y los que sí ya tengan su propio viaje. Saludos secretos.

Se nos acabo la feria jóvenes apócrifos, tablas de zafiro verde, como el Kybalión escrito en lengua culta.

Mi macabro plan diabólico en intelecto funcionó, ahora que ya no le hablo a los del salón me liberé de estudiar con ellos para los exámenes, dejando un ratillo del día para mí y ya sabes o no sabes quien.

Eres la mentira más bella que he escuchado.

Eres la cosa menos cosa que hay.

Eres lo que más existe estás en todas partes y me gusta. Tú y tú en la oficina en los puercos en la comida en mi mierda de colores en mis riñones cicatrizados en la impresora que no sirve en la escuela fantasma que se está disolviendo entre sombras, en mi papá. Que ya no extraño y odio o no odio admitirlo, ya no me duele.

Tú no puedes entrar a la caverna donde todas estas cosas se ocultan bajo la llave que me comí o no me comí, que sabe a pollo o a gluten de pollo. Que está en contra de los toros pero come carne, que se queja de la mala ortografía y escribe como naco, que se cree todo lo que es y no es.

Mañana es el cumpleaños de Caren e iré a su casa, no sé si a insertar la verdaderes en su alma o a hacerme pendejo y abstraerme por el olor a recuerdos de algo que hace soñar y vivir o a tratar de seducir al viento, para que me toque con más fuerza que a los demás, que se haga un tornado en mi y sólo para mí, que las Síbilas católicas me expongan la nueva haber si no se equivocan. Ya que antes de tomar, maneja.

-Sí, adentro.

-Naco es.

-Sí

-Adentro estás bien?

-Sí, pero me recuerda lo jodido que es el ser, me haces vomitar todo lo que me hace feliz.

-Claro -interrumpo con voz soberbia como ninguna- si no hiciera eso, yo que sentido tendría estando aquí abajo del mar, sobre los corales rosas que parecen hechos de plástico, los peces que se ven estúpidos porque así son y toda el agua para que te atasques por tantos años que pareceran infinitos, aunque claro, tú nunca podrás ser infinito, ya que ahí, digo yo, el tiempo deja de pasar ya que no importa si han pasado un segundo o trescientos mil millones de años, falta infinito tiempo para llegar al fin.

-Yo soy el que te recuerda que no debes ser feliz a costilla ajena, quizá a pulmón ajeno sí, rico como pan de La Nueva Ideal. Ricos y pobres compran ahí, pero nuestra laboriosa familia abejera se ha abastecido unas menos dos veces en ese Virgileo lugar.

-No me importa nada, yo hubiera querido estar ahí, pero no quise ya que la temperatura no me alcanza, no me alcanza, no me alcanza. Como una bomba ficticia de la feria.

-Te extraño

Desde aquí dícese del fin del tiempo, lo infinito empieza aunque nunca empezó.

Si pudiera dormir y seguir existiendo, esa sería la vida.

Dietética Kantiana, la nueva moda.

Dormir más hace que la vida se alargue, lo que es una ironía ya que entre más se duerme, menos se vive. Existir ochenta años en los que una tercera parte no se vivió.

Ahora los arroyos ya no se secan, se desvían a un lugar que no debe ser. Porque no.

Qué es peor? que te roben el agua o tu regalarsela a los ladrones?

Tomando como premisas que tú sabes que son ladrones y a tí te hará falta esa agua y ellos la malgastarán usandola como disolvente de cosas orgánicas, o sea no.

Tomando como premisas que ellos no te lo piden, tú en tu maravillosidad se las das enteras. Las nalgas.

Tomando como premisa que en realidad toda esta agua es en realidad un río de inseguridades y botellas vacías, robadas y/o con un buen sentido del humor.